Mobile learning: el aula en el bolsillo
En la vida cotidiana, la utilización intensa de los teléfonos celulares y de otros dispositivos móviles es un hecho. Pero, ¿qué pasa cuando esta práctica se traslada a nuestras aulas? ¿Es un error? ¿Un acierto? ¿Una oportunidad? Una reflexión y algunos ejemplos de cómo aplicarlos en nuestras prácticas educativas.
Un
alumno me dijo una vez: ¿Exámenes con teléfono móvil? La mayoría de
nuestros exámenes hace tiempo que se hacen con teléfonos móviles. Lo que
pasa es que ustedes, los profesores, no se enteran» (Enseñar a nativos digitales, de Marc Prensky).
Muchas veces, innovar dentro de nuestras horas de clase no requiere de grandes inversiones o implementaciones de costos elevados. Cosas tan cotidianas como el teléfono celular pueden funcionar como herramientas didácticas y ayudarnos a abrir un mundo de nuevas posibilidades.
Actualmente, no deberíamos dejar pasar por alto que el potencial de los dispositivos móviles es cada vez mayor: no solo creció la diversidad de dispositivos, sino que también todo tiende a ser «portable»: las computadoras son cada vez más livianas, los celulares tienen mejores características técnicas, aparecieron y se difundieron las tabletas y los lectores de libros electrónicos (e-readers)...
Aprendizaje en la palma de la mano
El aprendizaje móvil (mobile learning), que al decir de Nicholas Burbules
no solo está protagonizado por los teléfonos celulares, propone una
dinámica diferente a la de otros modelos. Nos permite llevar de un lado a
otro —incluso dentro de nuestro bolsillo— un curso completo. Y, sobre todo, nos invita a compartir de manera casi instantánea todo lo que sucede alrededor con nuestras redes. Así se derriban los muros de las aulas y se expande la acción hacia nuevos horizontes.
CONTINUA
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