Educación del carácter en la era digital
El reto que afrontamos es encontrar maneras de enseñar a nuestros niños a navegar de forma consciente y reflexiva por el presente digital que cambia aceleradamente. De qué manera enfrentemos este reto depende de cómo atendamos la siguiente y fundamental pregunta respecto a la enseñanza a nuestros niños de la era digital: ¿Debemos educar nuestros niños como si tuvieran dos vidas o una?
Autor: Jason Ohler
Publicado: 2011-04-26
Etiquetas: Tecnologías Emergentes Ciencias Sociales Competencias Ciudadanas Informática Web 2.0 Redes Sociales Publicado: 2011-04-26
EDUCACIÓN DEL CARÁCTER EN LA ERA DIGITAL
Por: Dr. Jason Ohler
jasonohler@gmail.com http://www.jasonohler.com/ Profesor Emérito de Tecnología Educativa, Universidad de Alaska y profesor de Psicología de Medios en la Universidad Fielding. Es conferencista, escritor, docente e investigador y se le puede contactar en su sitio Web: jasonOhler.com |
¿Debemos enseñar a nuestros jóvenes a vivir
dos vidas o una?
Nuestra trayectoria tecnológica
actual promete innovaciones inimaginables; con características de
montaña rusa, sin sistema de frenado. Aunque la trayectoria es
emocionante, es tal la velocidad del movimiento que generalmente
carecemos del tiempo para pensar en las consecuencias indeseables que
pueden acompañarla. Resultado de lo anterior es descubrirnos incapaces
de responder efectivamente a cuestiones muy inquietantes como el
ciberacoso y el “sexting” (mensajes o imágenes enviados por el teléfono
celular (móvil)con contenido sexual o erótico ), que suelen
materializarse casi de la nada.
El reto que afrontamos es
encontrar maneras de enseñar a nuestros niños a navegar de forma
consciente y reflexiva por el presente digital que cambia
aceleradamente. De qué manera enfrentemos este reto depende de cómo
atendamos la siguiente y fundamental pregunta respecto a la enseñanza a
nuestros niños de la era digital: ¿Debemos educar nuestros niños como
si tuvieran dos vidas o una?
La perspectiva de las “dos vidas”
se traduce en que nuestros estudiantes deben vivir una vida
tradicional alejada de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC) en la escuela y una segunda vida, fuera de esta,
totalmente permeada por la virtualidad. Esto implica que la tecnología
digital que los niños usan de manera natural es muy costosa,
problemática o distractora para usarse efectiva y responsablemente en
la escuela. También implica que temas que conciernen a los efectos
personales, sociales y medioambientales de un estilo de vida
tecnológico no tienen importancia dentro del currículo escolar, y que
los niños tendrán que ideárselas para manejar temas de ciberseguridad,
responsabilidad tecnológica y ciudadanía digital, sin la ayuda de los
docentes y del sistema educativo.
En contraste, la perspectiva de “una sola vida”
indica lo contrario, que precisamente es nuestro trabajo como
educadores ayudar a los estudiantes a vivir una sola vida e integrada,
invitándolos no solo a usar sus TIC en la escuela, sino a hablar de
ellas, en el contexto más amplio de la comunidad y la sociedad.
Si queremos lograr un futuro en
el que se celebren los éxitos no solo en términos de abundancia sino
también en términos de humanidad, tenemos que ayudar a nuestros niños
digitales a establecer un balance entre el empoderamiento individual
que produce el uso de las TIC con un sentido de responsabilidad
personal, comunitaria y global. La escuela es un sitio excelente para
ayudar a que los niños se conviertan en unos buenos ciudadanos
digitales que usan las TIC no solo de manera efectiva y creativa, sino
responsable y con criterio informado. Pero esto solo lo podemos lograr
si les ayudamos a vivir una sola vida y no dos.
CONECTAR EL PASADO CON EL FUTURO
Mirándola en retrospectiva, la historia parece haber sido amable. Nos dio unos pocos milenios de relativa calma entre la era agrícola y la revolución industrial y luego, un par de centurias de respiro antes de que la era de la información impulsara los cambios a toda marcha. Ahora los cambios son tan acelerados que no hablamos de eras sino de oleadas, que duran solamente lo necesario para pasar de la cresta a la depresión y así, abrir espacio para el próximo e impredecible desarrollo que volverá a cambiarlo todo. La historia reciente se ufana de tener un Internet que ha llegado a una ciudadanía virtual compuesta por dos billones de miembros, teléfonos celulares (móviles) que saben exactamente dónde nos encontramos y dónde nos gusta comer, además de la creación de la primera forma de vida auto-replicable cuyo padre es un computador (Venter, 2010). Es posible que no sepamos que sigue, pero lo que sí sabemos es esto: El futuro estará lleno de cambio exponencial.
Mirándola en retrospectiva, la historia parece haber sido amable. Nos dio unos pocos milenios de relativa calma entre la era agrícola y la revolución industrial y luego, un par de centurias de respiro antes de que la era de la información impulsara los cambios a toda marcha. Ahora los cambios son tan acelerados que no hablamos de eras sino de oleadas, que duran solamente lo necesario para pasar de la cresta a la depresión y así, abrir espacio para el próximo e impredecible desarrollo que volverá a cambiarlo todo. La historia reciente se ufana de tener un Internet que ha llegado a una ciudadanía virtual compuesta por dos billones de miembros, teléfonos celulares (móviles) que saben exactamente dónde nos encontramos y dónde nos gusta comer, además de la creación de la primera forma de vida auto-replicable cuyo padre es un computador (Venter, 2010). Es posible que no sepamos que sigue, pero lo que sí sabemos es esto: El futuro estará lleno de cambio exponencial.
Pero lo que sí no ha cambiado, es
lo que Dertouzos (2001) llama el “humano ancestral” en cada uno de
nosotros. Esto es, así podamos pensar en bits inalámbricos de
información que viajan por el aire y aterrizan en la pantalla del
computador de otra persona, residente en la otra mitad del planeta, como
algo completamente nuevo, podemos también mirarlo como el último de
nuestros esfuerzos, en usar cualquier tipo de herramienta a nuestra
disposición, para expandir nuestra comunicación con otras personas,
deseo humano básico que se remonta a nuestros primeros antepasados.
Ambas perspectivas son ciertas e importantes para construir una imagen
completa de la condición humana en la era digital.
El vínculo que nos une con
nuestros ancestros, es que tanto los antiguos como los seres humanos de
la era digital, buscan estar en comunidad, buscan todo lo que la
comunidad hace posible: supervivencia, comunicación efectiva,
estabilidad cultural, educación con propósito para nuestros niños y
expresión de la creatividad. Alcanzar esos logros ha dependido siempre
del desarrollo de unos pactos o acuerdos de ciudadanía. Pero hoy en día
esos acuerdos necesitan abarcar un área mayor de la actividad social
del que cubrieron en el pasado. Necesita acoger muchas culturas, zonas
horarias y comunidades en línea. Necesita construirse sobre una noción
expandida de comportamiento que trascienda lo físico y acoja lo
virtual.
Para enseñarles a los niños esta
nueva ciudadanía, necesitamos recoger sus herramientas digitales e
incorporarlas al flujo de la escuela. Necesitamos no solamente ayudar a
los estudiantes a usar esas herramientas de manera inteligente y
productiva, sino a ubicarlas en el contexto más amplio de construir
comunidad, comportarse responsablemente e imaginar un futuro saludable y
productivo, tanto a nivel local como global. No podremos hacer lo
anterior si eliminamos las TIC de su vida escolar.
LA NECESIDAD DE EDUCAR EL CARÁCTER
En la actualidad, las Instituciones Educativas (IE) reaccionan a comportamientos digitales como el ciberacoso o la falta de respeto a los derechos de autor, de las dos maneras siguientes: tomando decisiones para cada caso particular o bloqueando arbitrariamente porciones considerables de Internet y expulsando de la IE a los estudiantes que crucen las fronteras de cualquiera de los lineamientos digitales que escriben en la arena los distritos escolares. La primera reacción olvida que todos los temas digitales están conectados y que por eso es mejor enfocarlos de esa manera. La segunda, no hace nada para enseñar a los estudiantes a ser buenos ciudadanos digitales. Ambos enfoques reafirman a los estudiantes que deben dedicarse a sus intereses digitales fuera de la escuela, donde no estén rodeados de adultos.
En la actualidad, las Instituciones Educativas (IE) reaccionan a comportamientos digitales como el ciberacoso o la falta de respeto a los derechos de autor, de las dos maneras siguientes: tomando decisiones para cada caso particular o bloqueando arbitrariamente porciones considerables de Internet y expulsando de la IE a los estudiantes que crucen las fronteras de cualquiera de los lineamientos digitales que escriben en la arena los distritos escolares. La primera reacción olvida que todos los temas digitales están conectados y que por eso es mejor enfocarlos de esa manera. La segunda, no hace nada para enseñar a los estudiantes a ser buenos ciudadanos digitales. Ambos enfoques reafirman a los estudiantes que deben dedicarse a sus intereses digitales fuera de la escuela, donde no estén rodeados de adultos.
Nos espera un tercer enfoque:
comprometernos proactiva y enérgicamente, con programas de formación
del carácter, a tono con la juventud digital. Estos programas ubicarán
las actividades digitales dentro del contexto de comunidad en lugar de
trasladarlos a la esfera de la vida privada de nuestros estudiantes.
La educación del carácter ha
estado con nosotros de manera formal o informal, durante milenios
(DeRoche & Williams, 2001; Likona, 1991; Tatman, Edmonson, &
Slate, 2009). Desde Platón hasta el presidente norteamericano
Eisenhower, asumimos que estaba bien que los docente dijeran a sus
estudiantes que era lo “correcto de hacer”. Luego, alrededor de 1960,
muchas sociedades occidentales viraron hacia un período de relativismo
moral y de clarificación de valores, en el cuál cada individuo debía
descifrar qué era lo correcto para él o ella. Independientemente de
cómo veamos este desarrollo, se constituyó en un paso mayor hacia lo
desconocido en la ética. Ante la ausencia de valores definidos por la
comunidad y ampliamente aplicados, la vida se tornó más compleja y
menos predecible.
Desde 1960, recibió amplio apoyo
público, incluir la educación moral en los colegios, pero esto ha
sufrido muchos altibajos. Ahora que nuestras tecnologías digitales
(TIC), altamente disruptivas, prometen retar permanentemente nuestro
sentido de estabilidad y de comunidad, se nos agotó el tiempo para
vacilar. Debido a la libertad extrema, el anonimato y la generalización
que caracterizan al ciberespacio, la preocupación por los valores y la
educación del carácter, se han acelerado considerablemente.
Las Instituciones Educativas (IE)
ya empezaron, de manera no oficial, a atender la educación del
carácter “digital” de los estudiantes plasmados en acuerdos aceptables
para el uso de Internet que especifican estándares de comportamiento
virtual que, aunque son importantes, no son de ninguna manera
suficientes. Necesitamos crear programas formales de ciudadanía digital
que encaren a profundidad y de manera directa y comprehensiva, la
educación del carácter en la era digital.
LA JUNTA ESCOLAR IDEAL
Imagine una junta escolar ideal,
cuyos miembros están bien comprometidos en atender de manera integral
las necesidades de la generación digital. Además de reemplazar la
enseñanza basada en enfoques centrados en las asignaturas y en los
exámenes o pruebas, por otros en los que se enseñe en base a proyectos, a
indagación y de manera colaborativa, la junta está comprometida en
crear un programa de educación del carácter para ciudadanos digitales.
Ella entiende que este programa debe abarcar todo el sistema educativo,
estar embebido en el currículo y sometido a revisión constante.
Reconociendo que las
Instituciones Educativas no pueden guiar a los estudiantes para
convertirlos en ciudadanos digitales a menos que las tecnologías que
usan se incorporen a la rutina de su vida escolar; la junta ajusta el
departamento de TIC, lo encarga de abrir el acceso a Internet y de dar
cabida a una serie de dispositivos de comunicación personal que los
estudiantes utilizan. La junta ofrece la capacitación necesaria a los
docentes para que puedan atender efectivamente los temas de la
ciudadanía digital. Empodera a docentes, bibliotecólogos y consejeros
para convertirlos en “entrenadores” (coaches) [1] éticos de manera que
ayuden a los estudiantes a navegar los múltiples temas con carga ética,
asociados con el estilo de vida digital (ver más abajo “Temas de
Ciudadanía Digital”).
¿Cómo procedería nuestra junta
escolar ideal en el marco del desarrollo de valores para su programa de
educación del carácter? ¿Cómo identificaría valores que son sólidos y
universales para aplicarlos a temas que enfrentan los jóvenes de la era
actual?
VALORES TRADICIONALES ADAPTADOS A LAS NECESIDADES DIGITALES
Una creencia fundamental que sirve de guía en los programas tradicionales en educación del carácter, es que estos deben basarse en valores generados por la comunidad. Esto es, que resulten de reuniones públicas, en las que los miembros de la comunidad discuten y debaten los valores que para ellos son más importantes. Por lo regular, el resultado final es un inventario de valores, un listado de 6 a 12 valores, acompañado por la definición de estos y posiblemente por conjuntos de expectativas y habilidades que ayudan a clarificar cada valor.
Una creencia fundamental que sirve de guía en los programas tradicionales en educación del carácter, es que estos deben basarse en valores generados por la comunidad. Esto es, que resulten de reuniones públicas, en las que los miembros de la comunidad discuten y debaten los valores que para ellos son más importantes. Por lo regular, el resultado final es un inventario de valores, un listado de 6 a 12 valores, acompañado por la definición de estos y posiblemente por conjuntos de expectativas y habilidades que ayudan a clarificar cada valor.
Aún antes de la era digital,
este proceso era difícil pero satisfactorio. El hecho de que los
valores deban adaptarse a las nuevas realidades del campo digital, lo
hace todavía más retador. Las Instituciones Educativas, explícitamente
invitan a los estudiantes a participar en este tipo de esfuerzos por
tres razones: los estudiantes conocen mucho más que los adultos, las
oportunidades y peligros que hay en el ciberespacio; involucrarlos,
ofrece a adultos y a estudiantes la oportunidad de dialogar sobre un
mundo en el cual los dos grupos rara vez confluyen; y, al igual que los
adultos, los estudiantes, se comprometerán más a respetar valores que
ellos mismos desarrollan que a los que les impongan otros.
Aunque no hay reglas sobre qué
valores incluirá una Institución Educativa o un distrito escolar y/o
secretaría de educación dentro de su marco de referencia para educar el
carácter, un buen comienzo sería comprobar si el ministerio,
secretaría o ente encargado de la educación ya adoptó lineamientos
acerca de estos valores. Muchos listados sobre el tema, generados ya
por otras organizaciones, pueden ofrecer fundamentos para la discusión.
Por ejemplo:
- “Los 12 principios que guían el carácter excepcional” (The 12 Guiding Principles of Exceptional Character), desarrollados por el Centro internacional para el liderazgo en educación, son; adaptabilidad, compasión, meditación, coraje, honestidad, iniciativa, lealtad, optimismo, perseverancia, respeto, responsabilidad, y confiabilidad (digno de confianza).
- “Los siete atributos éticos universales” (The Seven Universal Ethical Attributes), desarrollados por el Instituto Heartwood, son: coraje, lealtad, justicia, respeto, esperanza, honestidad, y amor. El sitio Web del Instituto Heartwood, ofrece enlaces a “Otros atributos éticos” y a “Otros marcos de referencia de la ética
Estos valores parecen aceptables
para cualquier época, pero necesitan refinarse para poderse aplicar a
cabalidad en el mundo del ciberespacio. Por ejemplo, el valor respeto, que aparece en muchos de esos listados, debe redefinirse como respeto al interior de comunidades locales, globales y digitales. O la definición de honestidad del Instituto Heartwood de “la cualidad de ser honorable en principios, intenciones y acciones en cualquier comunidad, incluidas aquellas que ocurren en el ciberespacio”.
Algunos valores tradicionales pueden requerir mayor énfasis en la era digital. Empatía, por
ejemplo, se ha vuelto cada vez más importante debido a lo intangible
de la Web que ofrece pocos indicios o retroalimentación para que
sepamos cómo se reciben e interpretan nuestras comunicaciones. Tenemos
pues que hacer mayor esfuerzo, usando diferentes habilidades, para
imaginar lo que otras personas sienten y perciben. Otros valores pueden
requerir definiciones más refinadas y mejor articuladas para el medio
digital. Por ejemplo, temas de robo y seguridad que parecen tan claros
en la vida real (VR), no son tan obvios en la realidad virtual (RV).
El punto es este, mucho del
trabajo para refinar un programa para la educación del carácter en la
era digital, ya está hecho. Personas inteligentes y preocupadas han
generado marcos de referencia de valores, así como materiales muy
útiles; mucha de la sabiduría que estos encierran es inmutable. El paso
siguiente es el debate público de esos marcos de referencia;
modificarlos para que sean relevantes para proceder en cualquier
circunstancia, real o virtual, digital o análoga, local o global; e
incluirlos en el currículo escolar (ver Recursos para la Educación del
Carácter Digital).
UBICANDO LAS TIC EN UN CONTEXTO SOCIAL MÁS AMPLIO
Reunir las dos vidas diferentes de los estudiantes significa que debemos establecer metas que requieran que ellos vean las TIC, en su mayoría invisibles, y las evalúen, en términos de sus oportunidades y responsabilidades. Entonces, parte de nuestro trabajo es ayudarlos no solo a usar las TIC, sino a cuestionarlas. Imagine como actuaría de diferente un distrito escolar, si tuviera que cumplir la siguiente meta (objetivo): Los estudiantes estudiarán los impactos personales, sociales y ambientales, de cada una de las Tecnologías y aplicaciones de los medios de comunicación que usan en la Institución Educativa.
Expandir el papel de las TIC,
pasarlo de ser simplemente herramientas a considerarlas como área de
estudio e indagación, va en contracorriente de dos décadas de
planeación de la educación en TIC, centrada simplemente, en
integrarlas dentro de los currículos y la enseñanza. Pero, si queremos
que nuestros estudiantes no solo sean competentes en el uso de las TIC,
sino buenos vecinos, votantes informados y ciudadanos comprometidos,
eso es lo que debemos hacer.
TEMAS DE CIUDADANÍA DIGITAL
A continuación encontrará algunos de los temas que debe atender un currículo comprensivo de ciudadanía digital.
- Balance. Comprender los efectos presentes, pasados y posiblemente futuros de las TIC. Cultivar un sentido de balance que tenga en cuenta las oportunidades y a la vez las responsabilidades; empoderamiento tanto como cautela, satisfacción personal así como el bienestar comunitario y global.
- Seguridad. Entender cómo las acciones en línea pueden conducir a daños tanto personales como a terceros. Este tema incluye tanto proteger su propia privacidad, respeto por la de otros y reconocer las comunicaciones y sitios en línea inapropiados, tales como material sexual y otros recursos que se publican para adultos.
- Ciberacoso. Si se entendieran mejor los efectos devastadores potenciales del ciberacoso y cómo este viola principios éticos de integridad personal, compasión y comportamiento responsable.
- Sexting. Comprender las consecuencias negativas de usar el teléfono celular para tomar y enviar imágenes de naturaleza sexual de la persona misma o de otros.
- Derechos de autor y plagio. Respetar los derechos de propiedad intelectual de otros y reflexionar sobre lo ético y legal del uso de materiales en línea sin autorización (área compleja y oscura de la Ley, limitada por las directrices del “uso honrado” [2])
RECURSOS PARA LA EDUCACIÓN DEL CARÁCTER EN LA ERA DIGITAL
El Wiki Ciudadanía Digital, del Dr. Jason Ohler, ofrece enlaces a una amplia serie de recursos. Algunos de ellos se citan a continuación:
El Wiki Ciudadanía Digital, del Dr. Jason Ohler, ofrece enlaces a una amplia serie de recursos. Algunos de ellos se citan a continuación:
- Medios con Sentido Común ofrece gratuitamente alfabetismo digital y currículos de ciudadanía para estudiantes de los grados de primaria y secundaria. Estos cubren básicamente tres áreas: a) seguridad y precauciones, b) ciudadanía digital y c) Competencia en Manejo de Información. También tienen disponibles materiales educativos sobre los medios para que las Escuelas los usen con los padres de familia.
- Coalición para la educación del carácter, ofrece muchos recursos y publicaciones, incluyendo, Estándares de calidad para la educación del carácter: herramienta de autoevaluación para Instituciones Educativas y Distritos escolares.
- Centro para el uso seguro y responsable de Internet, contiene recursos que atienden prácticamente todos los aspectos de la ciberseguridad y la responsabilidad. Materiales para cuatro audiencias: estudiantes, docentes, padres y administradores.
- Primero los docentes, tiene una extensa colección de lecciones de seguridad en Internet además de materiales que se pueden usar con estudiantes de todas las edades.
REFERENCIAS
- DeRoche, E., & Williams, M. (2001). Educando mentes y corazones: Amplio marco de referencia para la educación del carácter; Segunda edición. (Educating hearts and minds: A comprehensive character education framework) Thousand Oaks, CA: Sage.
- Dertouzos, M. (2001). La revolución que no ha terminado: Computadores centrados en la personas y lo que estos pueden hacer por nosotros – (The unfinished revolution: Human-centered computers and what they can do for us). HarperCollins, New York.
- Likona, T. (1991). Educando para el carácter - (Educating for character.) Bantam Books, New York.
- Tatman, R., Edmonson, S., & Slate, J. (2009). Educación del carácter: Una Mirada histórica – (Character education: An historical overview). Revista internacional para preparar lideres educativos, 4 (1); Recuperado del sitio Web Conexiones.
- Venter, C. (2010, May 21). Craig Venter revela la “vida sintética” [video]. Publicado en TED.
NOTAS DEL EDITOR:
[1] En la literatura en inglés tanto de negocios como de ciencias sociales, se viene usando hace varios años la expresión “coach” para significar la labor de un profesional que apoya a las personas en el logro de objetivos personales o profesionales.
[2] Usos honrados: Los que no
interfieren con la explotación normal de la obra ni causan un perjuicio
irrazonable a los intereses legítimos del autor. (Definición del
Acuerdo de Cartagena, Decisión 351, Artículo 3). "Los tribunales de
Estados Unidos utilizan doctrinas como la de autorización tácita
(cuando el mismo titular la ha publicado en Internet); de la infracción
no culpable (cuando en el titulo de la obra no aparece que está
protegida por los derechos de autor); de la utilización justificada
(cuando se accede para decidir si se compra o no). Para saber cuándo
una utilización es legítima y no vulnera los derechos de autor, se usa
la doctrina del “Fair Use” (Uso Honrado), en cuyo ámbito se admiten
todos los usos no lucrativos que no repercuten en la explotación
económica de la obra. Por ejemplo, el uso privado, los usos educativos o
para la investigación" (Santiago Muñoz Machado, La regulación de la
Red, Poder y derecho en Internet, Editorial Taurus, 2000). Recomendamos
consultar el documento “Limitaciones o excepciones al derecho de autor”
CRÉDITOS:
Traducción al español de Eduteka del artículo “Character Education for the Digital Age”, escrito por Jasón Ohler y publicado originalmente en la Revista "Educational Leadership", febrero de 2011.
Jason Ohler es un orador, humanista digital, y profesor de Tecnología Educativa en la Universidad de Alaska, Juneau; jason.ohler@uas.alaska.edu; http://www.jasonohler.com/. Su libro más reciente es “Comunidad Digital, Ciudadanía Digital” (Corwin, 2010).
Publicación de este documento en EDUTEKA: Mayo 01 de 2011.
Última modificación de este documento: Mayo 01 de 2011.
Última modificación de este documento: Mayo 01 de 2011.
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