El espíritu emprendedor tiene tanta fuerza que mueve a un ser humano ordinario a levantarse y alcanzar grandes metas. Este espíritu emprendedor requiere de dos ingredientes adicionales para lograr la mezcla perfecta: pasión e ilusión. Un testimonio de estos “tipos excepcionales” fue Steve Jobs, del que quiero escribir hoy, como un ejemplo evidente de que sí es posible emprender y prosperar.
En la historia encontramos las vidas de personas apasionadas con lo que hacen, obsesivas y completamente dedicadas a un “proyecto de vida”. Personas como Mahtama Ghandi, Nelson Mandela, Mozart, J.F. Kennedy, Hellen Keller, Juan Pablo II, Leonardo D´Vince, Miguel Angel y cientos de seres humanos, cientos de hombres y mujeres brillantes, muchos de ellos conocidos como genios.
Uno que también escribió su propia historia fue Steve Jobs, quien murió ayer 5 de Octubre del 2011.
Pocos son quienes no conocen de este emprendedor y empresario. Y si no han escuchado de él, sí habrán escuchado y hasta utilizado un IPHONE, un IPOD, un IPAD, un Macinktosh, una computadora Apple o bajado música y videos de Itunes. Más aún, muchos sí habrán visto la película TOY STORY.
Estas frases dicen mucho de cómo pensaba esta emprendedor, que un día muy joven tuvo una idea genial, se dedicó a ella en “cuerpo y alma” hasta convertirla en una obsesión, en una cruzada.
>> Nunca se graduó de la universidad; pero adquirió todos los conocimientos que requería para desarrollar productos revolucionarios. Hizo más que eso: creó nuevos conocimientos, de los que otros han aprendido luego.
>> Luchó contra la adversidad, igual que muchos otros emprendedores exitosos. Siendo niño su madre biológica, una joven estudiante universitaria y madre soltera lo dio en adopción. Ninguno de sus padres adoptivos tenías estudios universitarios. Es más, su padre adoptivo, ni siquiera había terminado el bachillerato.
>> A los dieciocho años de edad no tenía ninguna idea de lo que haría con su vida, no tenía todavía una inclinación hacia ninguna profesión, por lo que no le veía sentido a mantenerse en la Universidad.
>> No tenía padres ricos que le financiaran, estar sin trabajo y estudiando en la universidad las materias que le gustaban, no las obligatorias. La necesidad de alimentarse lo hizo buscar medios para tener abrigo, techo y alimento.
>> Se inclinó por “caligrafía”, una carrera que no parece tener sentido práctico en esos momentos. Simplemente le gustó y veía arte en eso.
>> Diez años más tarde ese conocimiento formaba parte integral de la creación de su primera computadora Macinktosh.
>> Aconsejaba a los emprendedores a confiar en que los puntos se conectarán algún día, es decir que cada paso que damos y cada experiencia que tenemos nos acerca a lo que algún día vamos a lograr.
>> Fue un perfeccionista de la estética, de la calidad, de la utilidad y la versatilidad. Obsesivo con los detalles, cualidad que he visto en muchos de mis empresarios exitosos.
>> Simplemente dice que tenemos que confiar en algo y poner toda nuestra fe en eso.
>> Fue despedido de la propia empresa que había creado. Y tuvo que comenzar de nuevo; pero manteniendo los mismos ideales e ilusiones, logró crear dos empresas igualmente exitosas. Luego fue contratado de nuevo por Apple, la empresa que creó y de la que lo habían echado.
Dice que “algunas veces la vida te da en la cabeza con un ladrillo”. Cuando fracasamos, así nos sentimos. A quienes nos hemos decidido a emprender, nos ha pasado alguna vez, o quizás varias veces. Esto no lo pueden entender, los que de lejos critican y juzgan al emprendedor.
Creó una empresa multimillonaria. En 10 años pasó de ser una empresa de dos empleados, a una compañía valorada en 2 mil millones de dólares con 4,000 empleados.
Dice Steve Jobs que debemos amar lo que hacemos en la vida. Que tenemos que encontrar algo que amar profundamente. Dice que la única forma de vivir una vida genial, es dedicarnos a lo que amamos. Aconseja que no seamos conformistas.
Así que amigos y amigas emprendedores, que forman parte de esta gran comunidad. Tomemos el ejemplo de este hombre ejemplo, un hombre normal, que enfrentó la adversidad igual que muchos de nosotros, busquemos un propósito en un nuestra vida, una misión, algo que nos ilusione y nos mueva a levantarnos todos los días con energía, entusiasmo y bríos.
Yo encontré hace diez años mi pasión, mi sueño. Ahora estoy dedicado cada vez más y más tiempo a esto que me llena completamente: “Entrenar y asesorar a los miles de hombres y mujeres que han tomado la decisión de alcanzar la riqueza y la prosperidad en el mundo de los negocios.”. Desde joven esa fue mi pasión, mirar a cientos de empresarios construyendo empresa.
¿Ya tienes tu pasión? ¿Ya tienes algo que amas profundamente? Comienza entonces ahora mismo, emprende y prospera.
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